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Editorial

Perfil epidemiológico de América Latina

Conoce el perfil epidemiológico diseñado por la OMS.

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Es necesario conocer el perfil epidemiológico de nuestros países; pues el objetivo es enfrentar y prevenir enfermedades emergentes en el futuro.

Perfil epidemiológico de Latinoamérica

La epidemiología, como ciencia, es el estudio de las relaciones entre exposiciones y enfermedades a nivel poblacional. Hace aproximadamente veinte años, expertos en epidemiología dominaban el perfil de la salud latinoamericana con el término “modelo polarizado prolongado”. Este ha quedado plasmado hasta hoy y se caracteriza por lo siguiente:

  • Sobreposición de etapas (alta incidencia tanto de enfermedades transmisibles como de no transmisibles).
  • Contratransición (ruptura del principio unidireccional transicional).
  • Transición prolongada (situación de estanque epidemiológico)
  • Y polarización epidemiológica (heterogeneidad entre grupos sociales y área geográfica interna de un país).

Según los últimos estudios diseñados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Latinoamérica sigue siendo una región del mundo caracterizada por el punto 4; es decir, por una alta heterogeneidad entre los países que la componen. Conocer el perfil epidemiológico de Latinoamérica ayudará a conocer y prever enfermedades incipientes.

La región se destaca también por una alta incidencia tanto de enfermedades transmisibles como de enfermedades no transmisibles; así como una ruptura del principio unidireccional transicional, una transición prolongada y una heterogeneidad entre grupos sociales. Esta información, según área geográfica de cada país y entre los diferentes países.

Ejemplo de esto son Uruguay, Costa Rica, Cuba y Chile. Estos países tienen proporciones de defunciones por enfermedades transmisibles inferiores al 10%. Por ende, se contraponen a países con una proporción superior al 30%; como Perú, Bolivia, Guatemala y Haití.

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Causas de muertes en América Latina por enfermedades

El grueso de las muertes de la población pertenece a las siguientes enfermedades que sobresalen. Según la OMS, en territorio latinoamericano actualmente se puede dividir en dos grupos:

Grupo 1:

Enfermedades transmisibles, afecciones maternas, perinatales y nutricionales (identificadas en el texto como causas transmisibles o causas infecciosas y parasitarias). Entre estas, enfermedades infecciosas y parasitarias —diarrea, malaria, tuberculosis—; infecciones respiratorias agudas, causas de muertes maternas, causas perinatales, carencias nutricionales.

Grupo 2:

Enfermedades no trasmisibles (identificadas en el texto como causas no trasmisibles o crónico degenerativas). Por ejemplo, neoplasias, desórdenes endocrinos, enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias crónicas, enfermedades de la piel y subcutáneas, desórdenes del sistema nervioso.

Asimismo, enfermedades músculo-esqueléticas, anomalías congénitas, enfermedades genito-urinarias, enfermedades y síntomas de senilidad. Cabe precisar que estos datos son anteriores a la llegada del Covid-19 a Latinoamérica.

Según fuentes oficiales de la Organización Mundial de la Salud y CEPAL, entre las primeras causas de muerte para la región de América Latina y el Caribe se encuentran las enfermedades isquémicas del corazón (10,9% del total de defunciones).

Mientras tanto, en segunda posición están las enfermedades cerebro vasculares (8,2%); finalmente, las condiciones perinatales y diabetes melitus (5% cada una). Por tanto, representa una clara idea de los desafíos, límites y acciones de la región latinoamericana que enfrenta dinámicas típicas de un contexto “moderno”; con la carga todavía importante de lo que define a los modelos “antiguos” que aún no se actualizan.

Vulnerabilidad en niños, adultos y ancianos

En el estudio científico Una epidemiología social para América Latina: una necesidad más allá de la reflexión sobre las inquietudes de salud, los niños de la región son la población más vulnerable a las enfermedades de tipo transmisibles. Por su parte, los jóvenes a las causas externas y la población de adultos a las enfermedades crónico degenerativas. Para los adultos mayores se observa nuevamente un mix de causas que implican esfuerzos en todas las direcciones. Por ello, es importante conocer el perfil epidemiológico de la región.

Los países menos preparados según OMS

El Índice Global de Seguridad Sanitaria de la OMS agrupó a Venezuela dentro de las 20 naciones peor preparadas para afrontar la propagación de una epidemia. Mientras que Guatemala, Haití, Honduras y Guyana tienen una alta vulnerabilidad ante nuevas emergencias.

Sin embargo, frente al escenario actual, el panorama de la gestión en salud pública en la mayoría de países latinoamericanos es totalmente desalentador. Pues muestra el colapso de sus centros de atención, la poca experiencia de los agentes médicos, hospitales con déficit de camas; así como la falta de comunicación eficiente, inoperancia de la gestión del Estado frente a situaciones de riesgo, etc.

Un trabajo de The Lancet destacó hace solo unas semanas cómo la mortalidad aumenta en aquellos lugares con mayor incidencia de casos (Chile); además señaló los casos cuando el sistema de salud se satura, como en Perú y Ecuador, por ejemplo.

Ante la carencia de infraestructuras, medios humanos, técnicos y financieros, el riesgo de saturación sanitaria en América Latina es mayor. Es ahí donde aparecen las mayores debilidades de la región.

El número de camas de hospital por habitante es muy bajo. Los países mejor posicionados (Cuba y Argentina) multiplican por cinco a los peor situados (Guatemala está por debajo, al igual que Haití y Bolivia); aunque solo cinco de los mejor posicionados en cuanto a camas muestra una alta seguridad sanitaria global.

pandemia peru

Principales desafíos de la Gestión de Salud Pública

Latinoamérica afronta hoy en una pandemia que expone varias insuficiencias dentro de la Gestión Pública de Salud. Destacan así las carencias en infraestructura sanitaria, en capacidad financiera, en personal capacitado y en políticas de Estado. Como es natural, todos los sistemas de la región aspiran a una cobertura universal; sin embargo, en la práctica la mayoría solo ofrece una cobertura parcial, como señala un informe de 2019 de la LSE.

A la fecha, solo Costa Rica y Uruguay cumplen con la recomendación de la OMS de que los países de ingresos medios y medio-altos inviertan el 6% del PIB en atención médica. Quizá esto se refleje en las cifras respecto a la pandemia, en la que Costa Rica, por ejemplo, arroja solo 87 contagiados; mientras que Uruguay 79: las cifras más bajas en la región. Chile y Perú tienen sistemas de salud que no siguen las políticas de la OMS; por ende, el número de víctimas por Coronavirus es hasta cuatro veces mayor.

Algunos países tienen experiencia en cuanto a la lucha contra enfermedades contagiosas como la chikunguya, el zika, el dengue; o incluso en México la gripe AH1N1. Lo que actualmente les ha obligado a mejorar sus sistemas de vigilancia en salud pública. La mayoría de naciones cuenta con pocos laboratorios con capacidad de realizar pruebas para detectar casos en menos de 24 horas o centros para investigaciones

Tal y como sugieren expertos como el reconocido especialista peruano en oncología y salud pública, doctor Elmer Huerta, “no se trata tanto de investigar en lo relativo a la fabricación de vacunas. Sino de trabajar en la búsqueda de sistemas de prevención y de una política responsable que permita frenar la transmisión de los virus”. Pues esto supone la gran importancia en elaborar un adecuado perfil epidemiológico.

¿Hacia dónde apuntar esfuerzos estratégicos en Salud Pública?

Conociendo todo este contexto latinoamericano, expertos en la Salud y estudios científicos enfocados en la realidad del continente, recomiendan:

  1. Manejar la coexistencia de perfiles epidemiológicos de salud distintos. Esto implica especificidades de género, edad, región, grupos étnicos y grupos socioeconómicos.
  2. Seguir invirtiendo en la lucha por la erradicación de las enfermedades transmisibles en los grupos más vulnerables de la población ―niños y adultos mayores. Esto implica prevención y cura.
  3. Acciones orientadas a la prevención y cura de las enfermedades no trasmisibles. Especialmente para este grupo de enfermedades es importante promover comportamientos adecuados, considerando que previniendo (cuando es posible) las enfermedades crónico degenerativas no se incurre en los altos gastos que involucra la fase de cura.
  4. Invertir en estructuras y tecnologías.
  5. Tener acceso a los servicios de salud lo más universales posibles evitando inequidades.
  6. Disminuir a nivel regional y nacional las brechas socioeconómicas en la población.

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